La digitalización, la economía circular y la incertidumbre económica perfilan nuevos hábitos de consumo


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Luis Manuel Cerdá Suárez, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Si bien la distribución comercial y el comercio minorista están dejando atrás el impacto de la pandemia, las perspectivas económicas negativas –que apuntan hacia el mantenimiento de la subida de los precios y los tipos de interés– y una bajada en la capacidad de ahorro de las familias están ralentizando el consumo privado.

En un contexto incierto y de menor poder adquisitivo, no resulta extraño que el comportamiento de los consumidores se oriente cada vez más hacia la contención en el gasto, el aumento del ciclo de vida de sus bienes y la búsqueda de experiencias y alternativas de consumo más asequibles, responsables y sostenibles.

Evolución del consumo en España entre el último trimestre de 2019 y el primero de 2022. Fuente: Informe de situación de la economía española 2022, Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital

En este artículo nos enfocamos en tres tendencias que marcan un cambio en los hábitos de compra y consumo de las familias, y que las empresas deben incorporar a sus estrategias de marketing: la integración entre el comercio electrónico y la tienda física, el pago a plazos y el consumo responsable y sostenible.

Omnicanalidad e integración: entre lo digital y la tienda física

La compra online, cuyo crecimiento se aceleró a partir la pandemia, ha llegado para quedarse. No obstante, la preferencia de compra en canales digitales o en tienda física varía de acuerdo al perfil de los consumidores. Por ejemplo, quienes priorizan la experiencia de compra o el consumo sostenible optan por la compra online, mientras que los buscadores de buenos precios tienden a comprar en establecimientos físicos.

Por tanto, la compra presencial seguirá teniendo un papel importante en el consumo y convivirá con la compra digital. Ambas en un contexto omnicanal, en el que las empresas intentarán ofrecer el mejor servicio en todos los que estén presentes –físico, web, redes– y a los que acudirán los compradores según distintas situaciones y circunstancias.

Si ofrecer una buena experiencia de compra genera confianza, dar oportunidades frecuentes de consumo en todos los canales favorece la elección de un minorista particular, al margen de sus precios. Una presencia líquida y omnicanal para establecer más puntos de contacto con los consumidores puede ser una estrategia de diferenciación efectiva para los comerciantes minoristas.

Venta online y pago a plazos

La inflación puede llevar a más consumidores a acogerse a las modalidades de pago a plazos o pago diferido que cada vez ofrecen más comercios online como parte de su estrategia comercial y de promoción de ventas. El crecimiento de formas de pago que facilitan la financiación y el desarrollo de nuevos modelos de suscripción, que ofrecen a las empresas nuevas vías de ingreso, ayudan a mantener una demanda mínima que da viabilidad a la empresa.

La reciente política de inserción de anuncios publicitarios en algunas plataformas de streaming muestra la evolución de un modelo de negocio que aúna las ventajas de la televisión por suscripción con la capacidad de monetizar la experiencia de usuario.

Consumo responsable y sostenible

El interés de la sociedad en que se frene el deterioro social y medioambiental, y especialmente en el impacto del consumo en la sostenibilidad del entorno, es otra tendencia creciente en los últimos tiempos, y que seguramente continuará al alza.

Los innegables efectos nocivos del cambio climático han hecho a los consumidores más conscientes de la forma en que consumen bienes y servicios. Por otra parte, las empresas están desarrollando cada vez más estrategias para aplicar los principios de circularidad y sostenibilidad en sus procesos de producción y distribución.

Como ejemplo, la iniciativa del grupo Inditex, que ha entrado en el mercado de segunda mano en Reino Unido a través de una plataforma web y una aplicación móvil para reparar, revender entre particulares y donar ropa y calzado.

En síntesis, el alcance y la velocidad de adaptación de las empresas a nuevos hábitos de compra y consumo de los compradores pueden marcar la necesaria diferenciación para competir exitosamente en el mercado.The Conversation

Luis Manuel Cerdá Suárez, Profesor e investigador en marketing e investigación de mercados, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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EN DEFENSA DEL TAPÓN DE CORCHO PARA EL CIERRE DE LAS BOTELLAS DE VINO Y ESPUMOSOS


Alejandro Paadín 


Cambio climático y sostenibilidad son dos términos cada vez más recurrentes en los debates del vino.

Lógicamente el foco se centra en la viña y en las prácticas en bodega, sin embargo para mantener una estética y ética ambiciosas, conviene no perder de vista otros aspectos importantes como el formato de botella, las cajas, etiquetas, la logística de envíos o el tapón.

Hace unas décadas surgieron cierres alternativos al acuciante problema que suponía el TCA en los tapones de corcho. Durante siglos este material natural fue la única alternativa industrialmente viable para el taponado de botellas (más allá de anecdóticos tapones de cristal o madera). Esto hizo que el sector no tuviese la necesidad de solucionar el problema ya que el monopolio del corcho en los taponados era casi absoluto.

Tras la aparición de los tapones sintéticos y de rosca, la cuota de mercado del corcho se fue desinflando y la industria tuvo que ponerse las pilas a principios de este milenio. Tras décadas de estudios y decenas de millones de inversión, las corcheras han conseguido reducir las afecciones de TCA hasta umbrales inimaginables hace apenas 20 años, llegando incluso a asegurar una fiabilidad del 99,999999% en las gamas más altas con análisis individuales (corcho a corcho) a través de la cromatografía de gases.

El gran problema enológico que los tapones sintéticos solucionó hace poco más de 30 años, ha sido el acicate para la modernización del sector corchero, llevando casi a la obsolescencia al tapón sintético.

Más allá de las ventajas enológicas del tapón de corcho natural (microoxigenación perfecta para los parámetros de calidad estereotípicos en los vinos de guarda, entre otras), la elección del cierre de corcho supone una responsabilidad para con el medio ambiente y el desarrollo rural en regiones mediterráneas como la Península Ibérica.

La huella de carbono de un tapón de corcho natural es negativa (-309 gr, llegando a -562 gr de CO2 en un tapón de espumoso), siendo un elemento fundamental para mantener el equilibrio biótico de espacios tan genuinos como son las dehesas ibéricas con más de 130 especies de vertebrados.

También es un gran motor económico al ser la actividad agraria mejor remunerada, donde un jornalero en la saca del corcho puede cobrar hasta 150€ al día (cierto es que durante unos meses al año).

La elección de un tapón de corcho para el cierre de una botella tiene marcadas ventajas Enológicas, Ecológicas y Económicas. Llevo años defendiendo estos datos incluso cuando perdía cuota de mercado (so escarnio de aquellos que lo consideraban obsoleto); los datos del comercio internacional de los últimos años parecen mostrar una clara tendencia a su recuperación en la industria. Ya iba siendo hora; si defendemos la sostenibilidad, la economía circular y la calidad no podemos hablar de otro cierre que no sea el tapón natural.


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