Sesalescencia o sexalescencia




Por Luis Domenech / Julio 27,2021

Hoy me han enviado por Telegram un escrito del abogado ecuatoriano Dr. Manuel Posso Zumárraga en el que este nos propone un nuevo término: la sesalescencia o sexalescencia, término que sustituya a sexagenario -que según la RAE abarca lo que tiene sesenta años o mas, pero no llega a los setenta-, y bajo el cual pretende unificar e identificar a un grupo de adultos de 60 o más años a los que describe como hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, que son modernos, actualizados, progresistas, con ganas de disfrutar de la vida, de aprender, de colaborar con la sociedad, de viajar y conocer gente nueva, y de ser dueños de su destino, renunciando a que se les ubique como personas de la tercera edad.

Es una generación que, utilizando sus propias palabras, ha echado fuera del idioma la palabra “sexagenario”, porque sencillamente no está entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. La aparición del término es una verdadera novedad demográfica -y linguística- parecida a lo que fue en su momento la aparición de la palabra “adolescencia”, -que también abrió paso y definió- a una franja social nueva que surgió a mediados del Siglo XX. Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta o setenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria, tanto desde el punto de vista personal, como profesional. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura le dio durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganaron muy bien la vida con eso.

Debe ser por esto que los sexalescentes se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía.

La mujer sexalescente pudo sobrevivir al deseo de poder que le dio el feminismo de los 60 y pudo detenerse a reflexionar qué quería hacer y ser en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio “yo”. Este tipo de mujeres nacidas en los 50´s, no son ni por equivocación las clásicas “suegras” que quieren que los hijos les estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos. Sin embargo, hay que reconocer que su camino no ha sido fácil.

Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “sesenta o setenta”, hombres y mujeres, manejan la computadora como si lo hubieran hecho toda la vida. Se escriben en las redes, y se ven en videoconferencias con los hijos que están lejos, y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos porque tienen otros medios para poder hacerlo. 

Por lo general están satisfechos de su estado civil -a pesar de los cambios sufridos a lo largo de su vida en sus relaciones de pareja- y si no lo están, no se preocupan por cambiarlo, o si lo hacen si así lo deciden-. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. 

A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, cultivan su propio estilo… Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, ni ellas sueñan con tener la figura de una vedette, -ven pasar el tiempo con la aparición de arrugas en sus rostros, y se sienten bien a pesar de ello-. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia. Hoy la gente de 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad que AUN NO TIENE NOMBRE -pero que todos podamos aceptar el que nos propone el Dr. Manuel Posso Zumárraga, pues si antes a los de esa edad se les llamaba viejos, hoy que están plenos física e intelectualmente, que recuerdan su juventud, pero sin nostalgias y ellos lo saben, ya no se les puede llamar así. La gente de 60 y 70 de hoy celebra la salida del Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida -y siguen encontrando el tiempo para llevarlos a cabo-. Viven y dejan vivir a los demás.

Hoy me encuentro escribiendo estas lineas, cuando llevo un buen tramo de la vida recorrido, pues estoy transitando la década de los setenta, y he de decir que me siento plenamente identificado con la descripción del Dr. Manuel Posso que transcribo totalmente, a la que solo añadí unos retoques de mi aportación personal, pero manteniendo en su totalidad la esencia de lo escrito por el autor original, ante el que me descubro plenamente, aplaudiendo el acierto de su aportación, sugiriendo humildemente la sustitución de la X por la S, para quitarle el posible contenido erótico al término, dejando que este se acerque mas a la sesentena, que describe mejor el rango de edad en el que milito, pues desde hoy confesaré que estoy en la edad de la sesalescencia.
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